domingo, 10 de marzo de 2013

ALEGRÍA.


PRINCIPIO DE ALEGRÍA
Las clases de educación  motriz deben planear situaciones vitales de permanente y dinámico desarrollo para los jóvenes y adolescentes, con variantes que les permitan vislumbrar a cada momento sus posibilidades personales como un maravilloso descubrimiento.
Estas sensaciones dependen de cómo experimenten el placer de moverse, de resolver con éxito los problemas que se plantean y de tener la posibilidad de capacidades funcionales.
En las clases de educación motriz se presentan factores de afirmación o inhibición de la personalidad  Del clima que sepa crear el maestro, de la comprensión que muestre hacia sus alumnos más tímidos sin forzarlos con exigencias compulsivas, evitando que lo más importante sea el eficientismo, dependerá que éstos se sientan cómodos y alentados hacia su propio desarrollo y auto afirmación.
Las actividades motrices deben ser un medio de gozo, seguridad y afianzamiento de la personalidad. Esto sólo es posible en un clima de libertad, donde el educador oriente la disciplina y brinde oportunidades cada vez mayores de compartir responsabilidades por medio de la colaboración grupal.
La alegría no es el resultado natural o permanente de toda clase de educación física, aún cuando siempre se ha aspirado a esto.
Si no existen una liberta y orden promovidos, compartidos y establecidos por todo el grupo y si la dirección del aprendizaje se traduce en formas autoritarias, militaristas y apartadas de las auténticas necesidades de los adolescentes, antes que crear un clima de naturalidad, espontaneidad y plenitud, en las clases predominarán la tensión, la represión, las frustraciones y el desinterés: no habrá auténtica educación.
"Sin libertad, espontaneidad y alegría, la clase de educación del movimiento pierde su más íntimo y profundo contenido."

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